9.28.2006

Jonás vaga por las calles, húmedas de rocío vespertino, lleno de angustia. Sus ojos no andan bien, hablan el lenguaje de los sueños. Últimamente están fallando, no muestran aquello que se presenta delante de él. Más bien le ofrecen una versión mórbida de la realidad. Anda vagando por la ciudad en busca de una respuesta. No sabe lo lejos que está de encontrarla. Se cruza con una mujer que a tus ojos tendría 78 años pero Jonás la ve como a una niña de doce años. Luego aparece otra mujer de la misma edad, con los mismos resultados. Año arriba, año abajo. Más tarde aparece en su camino un grupo de niñas, colegialas de uniforme, mas su aspecto, para Jonás, es el de unas ancianas con carpetas que tapan sus pechos, faldas plisadas, dando saltos y gritos. Nada es lo que parece. Los hombres envejecen diez años cada vez que parpadea, los bebes son para él, esqueletos polvorientos en cunas muy pequeñas... Ahora a Jonás le atemoriza volver a casa. Teme con todas sus vísceras mirarse en el espejo.

9.27.2006

Y murió en un retrete. Un sucio y mugriento urinario de paredes ennegrecidas y suelo pegajoso. Se fue mientras "hablaba" con una monja, ahora ya no tan casta. Ella le susurraba al oído eróticas blasfemias mientras él le buscaba por debajo de la falda. Preciosos ojos grises enmarcados en negro azabache, resistente al agua, que cuando te miraban sentías las manos de Dios arropandote entre sus nudillos. Entre tanta irreverencia el lavabo se fue llenando de vaho demoníaco. Las paredes lloraban y el falso espejo se ruborizaba. El suelo se cubría con mil gotas de culpabilidad. Y entonces, un traspié, una caída, la cabeza golpeando en la taza (que se rompe con el impacto), un cadáver en el suelo. Una monja que abandona la escena dando la espalda a Dios.

9.21.2006

Una bruma verde nubla mi mente. No se muy bien donde estoy ni con quien. Bajo mi espalda noto un lecho blando, debe de ser una cama. A mi lado se agita una mujer desnuda, es más vieja de lo que me gustaría pero aun está viva. Si, definitivamente es una cama. Tendido boca arriba veo un tragaluz y al otro lado la luna más grande que nunca he contemplado me observa y me juzga. A mi otro lado se mueve otra mujer, también desnuda. Cuando le veo la cara tengo que apartar la mirada de lo fea que es. No volveré a mirarla, haré como que no existe. Me revuelvo inquieto y desconcertado. ¿Porque estoy aquí?. Con el movimiento de mis piernas oigo el ruido del níquel contra la madera. Han caído de mi bolsillo. Claro, hoy es LA NOCHE DE LAS MONEDAS.

9.14.2006

Los segundos pasan lamiendo mi piel a ritmo de tortuga. Los minutos se arrastran en la linea como ciegas almas en pena y las horas hace ya mucho que dejaron de transitar. Estoy sentado entorno a una mesa de mármol ennegrecido por el poso de los siglos. Y con la cabeza gacha observo mis piernas. Están cubiertas de un pantalón de pana azul oscuro, adornados con rodilleras marrón canela. Noto mi pelo acartonado sobre mi frente impidiendome pensar. Una gota de sudor resbala por mi sien. Despacio, muy despacio. Se agarra a mis poros como si le fuera la vida en la caída. Y quizás le vaya. Levanto la mirada y frente a mi está ella. Hermosa dama. Un espécimen de otra época y otro lugar. Con sus rulos fosilizados; Pendientes de una tonelada que hacen a sus orejas querer tocar los hombros; Los ojos maquillados de azul eléctrico y los pómulos rosados sobre una piel blanca por falta de vida. Fuma despacio, con gran gusto y dedicación. Conocedora de que cada calada abrasa sus pulmones y acorta su vida. Cada inspiración es una puñalada, mas no le importa en demasía porque sabe que no va ha morir. Por ahora no. El humo se queda suspendido en el aire mientras oigo la distante voz del camarero: -"Whi -iis - kyyy?" Yo asiento con la cabeza mientras mi acompañante pestañea con largas hebras intentando atrapar una mosca. Esta consigue huir, no sin una breve lucha. -" ¿Para que me has hecho venir?"- le digo yo en tono seco - " a estas horas las calles aun no están puestas " - " Tengo algo que decirte " - " Pues no pierdas más el tiempo, que estoy agotado " Ella bebe de su copa verde, con cuidado... sorbe sonoramente mientras yo me desespero. - "yo..." - empieza a decir con brillo en sus ojos- "yo soy tu cáncer"

9.01.2006

Revienta que reventarás... y me lleno la boca con comida. Antes de tragar me hecho a los labios la copa de vino escarlata. "Algo no funciona..." pienso bajo luces de ansiedad. Mastico con la boca abierta, introduzco más alimento, y continuo masticando. Pequeños trozos de comida caen como lagrimas de San Lorenzo en una noche de verano. Sobre la mesa hay pasta italiana, hay sopa de calabaza, ensalada, verduras al vapor, pollo asado, cocido, cerdo y ternera a partes iguales, todo tipo de dulces. Aunque el orden para ingerirlos no tiene ninguna lógica, pues mezclo los postres con la carne. "Más vino!" grito con la intención de que un camarero rellene mi copa. El eco de mis palabras resuena en las paredes de mi mente "Algo va mal... algo va mal..." Siento un pinchazo en mi brazo... me enciendo un cigarrillo... aspiro hondo... mi mundo funde a negro. Noto mi cabeza sobre la mesa, es lo único que noto. Y después, nada.