8.30.2006

Por las noches cuenta los eslabones de la cadena que lo sujeta y encarcela. Les pone los mismos nombres cada día. -"este es el entrañable Pedro, que nunca llegué a conocer"- Mientras lo dice se frota el brazo sin apartar la vista de la cadena, molestado por una ulcera ya atemporal donde el hueso asoma por las grietas de la carne cuya piel hace mucho tiempo que ya no cubre. -"este se llama piedra y es la piedra que perdí en el camino" - sobre su frente vienen escritas, con llagas y cicatrices, las palabras ECCE HOMO.

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