4.08.2006

En las noches antiguas, bajo las luces arcanas, Jonás servía su corazón en bandeja de cobre. Se desnudaba. Se desprendía de todas sus construcciones y se acurrucaba bajo las sabanas junto a una etérea mujer. En una habitación de motel, nada acorde con la emotividad de la situación, hacían el amor. Lo hacían con pasión, con animalidad, con arrebato y erotismo. Cuando acababan el acto, la mujer gustaba de pasar las horas contemplando la nada. Jonás en su regazo, con la sabana tapando su miembro como si de una arma blanca se tratara. Ella permanecía horas y más horas con la vista perdida y un profundo éxtasis esculpido en su rostro. Observando la escena en el reflejo del espejo de motel barato uno creía estar contemplando una pietat de pintor decadente. Permanecían postrados como a la espera de que un rayo divino los iluminara. A ella el suave pelo castaño le caía por la cara, como un religioso velo, cubriendole parcialmente un ojo; a él le corría el sudor por la espalda con ansiedad culpable. Lo más inquietante era su mirada perdida, parecía atravesar la pared de la habitación, las paredes de la habitación contigua, el edificio colindante... parecía buscar a Dios con cuántica mística, con mirada microscópica. Solo pasadas las horas se atrevía Jonás a hablar y lo hacía de usted pues le infundia un profundo respeto, quizás temor. Pasadas las primeras diecisiete experiencias Jonás temiendo que su amada, al acabar entrase otra vez en tan místico trance e incapaz de soportar la culpabilidad, decidió no eyacular. Llegado el momento del orgasmo guardaba su esperma con reverente temor. Así se sucedieron los meses. Jonás y su amada se encontraban en la habitación del motel y hacían el amor intensamente. Luego él contenía su ambrosía, acumulaba su esencia genética. Un día ella le dijo, con cáustica expresión en sus ojos, que ya no quería verlo más. No había conseguido encontrar lo que andaba buscando y era perder el tiempo con él. ADIÓS!!!!! Jonás se quedó solo en la lugubre cama del tedioso motel. Pensando en los pétreos ojos marrón profundo, en el cuello marmoreo, en sus cincelados y firmes pechos... y entonces estalló, eyaculó, vomitó todo su semen acumulado. Una marea de esperma cubrió el suelo de la habitación, ascendió como por obra lunar hasta el borde de la cama. Quedó allí Jonás como un triste naufrago y lloró desconsoladamente.

2 comments:

Anonymous said...

¡Cuidado! ¡Este relato salpica!
Lo veo todo blanco y el suelo resbala. Ya puedes pasar la fregona
que me has dejado la habitación hecha un cristo. Y cuando la ambrosía amarillea echa un tufo quepaqué.
esmegmaesmegmaesmegmaesmegmaaaa
smeg smeg smegmaaa
smeeeeeg

David, tu más sincero admirador

Anonymous said...

Q mala es la contencion... luego pasa lo q pasa.
Ni contencion, ni culpabilidad...vale ya de tantas tonterias.
Con lo facil q es disfrutar o somplemente vivir plenamente. Con lo bonito q es.
Transformar algo tan bonito en algo tan carente de sentimiento...
Vivamos plenamente q la vida es mu corta.
CARPE DIEM